Masa idiotizada

julio 10, 2008

En el contexto de las manifestaciones, protestas y contradicciones que estàn surgiendo estos dìas, recuerdo oportunamente la conversaciòn que sostuve con un seudo-abogado (estudiante de derecho, entiéndase. Yo, seudo-comunicólogo).

Me hallaba tranquilo admirando cómo tomaban mi facultad desde el bosquecito de Letas cuando se me acercó X con panfletos a la mano, exhortando a los sanmarquinos a reaccionar en contra de esos grupetes radicalistas que emergen de las sombras ante cualquier conflicto a la cazería de nuevas mentes por lavar. Sin embargo, y como muchas propagandas más que circulan por mi queirdo campus, las palabras no apelaban a la razón del lector, sino al sentimiento puro, al sensacionalismo subjetivo. Luego de preguntarle al respecto, entre otras cosas me respondió: «Si voy a la razón, la batalla ya la tengo perdida. Es por el sentimiento por donde hay que ganarle a esos lastres. Al final de cuentas, la masa es inconciente y no se gana su favor sino con el corazón». Y tuve una fugaz imagen del paradigma propagandístico de Hitler-Goebbel.

Luego que de se retiró, y posterior al raje respectivo con mis compañeros, reafirmé mi posición: por más idealista o inocentón que pueda sonar, la masa no debe ser tratada como un gran ente no-pensante. Y discutiendo con otros cuasi-comunicólogos, nos dimos cuenta que lo más repugnante no es tratar al público como un ente idiota y primitivo, sino el entender que en el mundo todo funciona así: diciéndole al pueblo lo que quiere escuchar.

Así caemos redonditos en el juego político de la propaganda previa a las elecciones, así es como esa sombra de la izquierda peruana acéfala va a la cacería de los más incautos para ganarse seguidores inconformes con Papá-gobierno, así se va degenerando desde sus bases la opinión pública y, en consecuencia, la democracia en la que tanto aclamamos vivir. ¿Tan complicado resulta brindar educación y herramientas para discenir de manera paralela con datos objetivos?

Creo que nos cabe a todos preguntarnos sinceramente: ¿Me dejo ser tratado como un idiota?

P.D.: Lo escrito es un texto literario. Acudo a ficciones para relatar, pero la mentalidad es real. No se tomen alusiones del mismo. Gracias. Provecho.


Bajo tierra, en el bosque

julio 3, 2008

Querido Joaquín:

Sí, compadre, han pasado ya cerca de dos años desde que te fuiste. La risa tarada que compartíamos a pocas cuadras de mi casa todavía resuena en mis oídos de cuando en cuando. Aquella felicidad sobra la cual nos regocijábamos: tan simple, infantil y, a pesar de todo, la más reconfortante que mi memoria alberga. Ahora mis risas son mediocres al no encontrar alguien de verdad con quien compartirlas, al verme envuelto en una realidad que en el colegio veíamos tan distante, que tanto anhelábamos, ¿recuerdas? Pero hago todo lo posible, muchacho, que no te quede duda. Ambos hemos crecido, madurado, casi evolucionado, pero estoy seguro que de volvernos a ver regresaríamos a ser los mismos idiotas que alguna vez fuimos. No nos caería mal…

No, no me malinterpretes, Joaquín… No planeo vivir del pasado. El pasado lo trato de asimilar a cada instante, concienzudamente, lleno de errores y lleno de triunfos también. Ahí está, formándome y llenando esta envoltura que el resto conoce como Mateo y uno que otro como «el chato». Yo siempre te recriminaba de pequeños el cómo me parecía patético que cometieras los mismo errores una y otra vez, sobretodo con las chicas. Muchas veces tenías un despegue que hasta yo mismo envidiaba para, poco después, caer en picada. Y empezabas de cero. Era entonces que yo te cogía de los hombros y te gritaba «No comiences de cero, hombre. Sigue adelante.» Nunca aceptabas lo que dejabas atrás. Dime, ¿allá afuera sigues cometiendo las mismas pavadas una y otra vez?

Sigo siendo el mismo tipo aburrido de hace muchos años. No corro riesgos, no me aventuro, soy el menos fiestero de todos… Mientras yo me llamo «serio», tu seguro me seguirás llamando «monse». ¿Qué puedo hacer? Si no me lleno de polvo en mi casa es porque salgo a estudiar y trabajar. La realidad que veíamos de lejos resultó ser muy dura, muchacho, y tú lo sabes bien. Involuntariamente te lo sigues recordando con cada día que pasas fuera del país cazando ingresos. Pero hemos aprendido a pertenecer al mundo real, de una u otra manera. Tu siempre miras al futuro… yo avanzo siempre de la mano con mi pasado. ¿Por qué no te quedaste o por qué no te acompañe? Supongo que hay cosas irreconciliables, incluso entre los más amigos.

Aquí estoy, en el pequeño bosque que emerge del gran hoyo frente a mi facultad que tanto me agrada visitar. Al ver las hojas moverse al compás del viento de invierno siento que el tiempo se detiene. En ese lapso es cuando más me doy cuenta de lo tontos que fuimos y que a veces lo seguimos siendo. Hasta que podamos madurar lo suficiente como para poder juntarnos de nuevo y disfrutar de aquellas infantiles risas taradas, seguiremos viviendo. Cuando vuelvas, me contarás todo lo que planeas y yo te diré todo lo que he vivido. Así, quizá, podamos de una vez volver a sentir que la realidad no es tan dura.

Mateo


¿Alguien nos escucha?

julio 1, 2008

Cuando separé la mirada de mi cuaderno ya para bajar de la combi pasado el bypass en construcción, me di cuenta de un detalle bastante obvio: San Marcos ya no tenía cerco perimétrico. Los muros eran en ese momento escombros y tan sólo se mantenían en pie las columnas que sostenían las puertas. Y uno simplemente se pregunta ante tal imagen: ¿Qué fue?

Y ya desde la entrada comencé a ver las pancartas que invocaban a movilizaciones en protesta por la destrucción de las paredes de la ciudad universitaria. Los estudiantes marcharon, mientras unos infiltrados encapuchados y cubiertos trataban de armar pleitos con la policía por la puerta Nº3. Pero los mismos sanmarquinos detuvieron el conflicto y decidieron manifestarse en paz, pero completamente indignados. Y honestamente, de ser ésta su alma máter, ¿no lo estarían también?

Cierto, hubo un acuerdo para proceder a reducir el espacio del campus en pro de la ampliación de las avenidas Venezuela y Universitaria. Pero se accedió a detener las obras que afectaran a San Marcos hasta terminar las conversaciones de una reformulación pendiente. Y durante la madrugada del domingo pasado destruyeron el cerco perimétrico llegando incuso hasta la huaca que también se vio afectada (¿Aló, INC?)

Nuestras propias autoridades obviaron la opinión de los estudiantes hasta ya avanzada más de la mitad de la obra… ahora ignoraron completamente el acuerdo bipolar entre San Marcos y la Universidad. En serio, ¿qué les costaba avisar siquiera? Sí, no los habriamos dejado, pero no es justificación. Muchos medios de comunicación nos muestran su gran espalda… Y cada vez me pregunto con más vehemencia… Cuando los estudiantes protestamos, ¿alguien nos escucha?

Que quede claro, por favor… Apoyar esta causa NO es ningún movimiento de izquierda revolucionaria ni anti-aprista ni nada por el estilo. Por supuesto, los grupos rojos siempre están ahí para meter sus arengas radicalistas de siempre y ganarse unas cuantas puntas más. Allá quienes deciden escucharlos. Yo, desde mi punto de vista, manifiesto que estoy cansado de la manera prepotente con la cual las autoridades, tanto sanmarquinas como municipales e incluso inter-facultades (hola, centro de estudiantes de filosofía), llevan las cosas adelante. Y de ahí se quejan cuando las masas se enojan.

Hoy una pequeña movilización se dirigió al rectorado a exigir que nuestras lindas autoridades se pongan las pilas y el jueves supuestamente habrá otra pero exterior. Perdemos clase, muros, respeto… Completamente innecesario desde un inicio. No todo se puede arreglar sobre la marcha y menos cuando nadie está dispuesto a escuchar.